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Pasaron muchos días ya, creo que no podía escribir lo que me pasaba porque me molestaba mucho. Ahora estoy tratando de que no me moleste tanto. No puede ser que me ponga tan mal por una persona así, evidentemente, no le importo tanto como él a mí. Lo que es peor, no le importo tanto como él decía. Ahora estoy tratando de hacerme a la idea de que las cosas seguirán así, que seremos compañeros de trabajo que fueron amigos, conocidos que se conocieron mucho, personas que fueron familia, en otro tiempo, en otra vida. Lo que mas me cuesta por estos días es que, cada cosa que pasa en la oficina, por insignificante que parezca, me hace pensar que hubiera pasado antes, cuando estaba todo bien, cuando eramos amigos. Y no es que hubiera pasado algo trascendental, pero eran las pequeñas cosas las que hacían nuestra amistad, como todo en la vida, no?
Demasiado preámbulo para contar lo que pasó estos días. Empezó a trabajar, después de dos semanas de vacaciones, y si bien, nos saludamos cortésmente, nos hablamos menos que antes, después corroboré que está "mal" de ánimo. Otra vez, verlo me pone mal, incomoda, y no quiero estar mal siempre. Así que decidí enfrentarlo otra vez. Le reiteré mi pedido de hablar, pensé que se iba a hacer el tonto y decirme que ese mensaje nunca le había llegado, pero no, me dijo que no se había olvidado, pero que ese día no quería hablar. Postergamos la charla unos días, una vez por él, otra por mí. Cuando pasaron unos días, otra vez volví a la carga y pregunté si podíamos hablar. Me dijo otra vez que no, me agradeció que esperara y por último, le dije que me avise cuando. Y en eso estoy, esperando... Yo ya planteé las cosas de manera clara y adulta. Por una vez, le toca a él. Sé que es él el que tiene el control de la situación esta vez, como casi siempre, pero otra no me queda. Ahora quiero hablar, y después veremos que pasa. No creo que quiera intentar volver a ser amigos, solo espero que decirle todo lo que tengo atragantado me haga sentir mejor. Veremos...